jueves, 29 de septiembre de 2011

¿A quién votar a Google, Facebook o a Amazon?


Las próximas elecciones a la presidencia de la casa blanca en Estados Unidos prometen ser de órdago. Hace sólo 4 años, Barak Obama irrumpió en el escenario mundial como adalid de la libertad y el cambio de rumbo hacia el nuevo mundo, y otros muchos valores que 4 años después han quedado absolutamente en el olvido, mientras los problemas continúan latentes aún con más vigor si cabe que en 2008.

Recordarán la mayoría que por primera vez en la historia, un candidato a las presidenciales de una nación canalizó las herramientas que ofrecían las entonces incipientes Redes Sociales para promocionar su campaña y, de paso, recoger las peticiones del pueblo, vía Facebook. Para tal fin, Obama fichó como asesor al creador de Facebook, Mark Zuckerberg, ni más ni menos. La historia dictaminará si fue el candidato afroamericano o el candidato social el que ganó aquellas elecciones.

Tan sólo 4 años después, la situación ha dado un giro espectacular. Hace unos días, mientras Facebook presentaba en su 8º Congreso Mundial sus novedades, se conocían las intenciones de la red social de crear un PAC (Comité de Acción Política) para tener 800 millones de amigos en la red y algún que otro coleguilla en las altas esferas de Wasingthon.

La noticia es aterradora. Me parece estupendo que la legislación norteamericana vea con buenos ojos los lobbies políticos y que quienes promocionan candidatos políticos a base de dinero (no de forma directa, sino financiando campañas de marketing, mitines, todo tipo de merchandising, etc.) reciban algo a cambio. Así ha sido siempre y las grandes multinacionales de siempre, Coca-Cola, General Motor, etc., se han beneficiado antaño.

Las puntocom buscan poder de influencia a nivel político para "trastear" en la legislación en beneficio de sus intereses. Cadena de favores. Hasta aquí todo bien, aunque siempre es discutible desde el punto de vista moral este tipo de prácticas, al menos, desde el prisma de un europeo más chapado a la antigua.

Lo aterrador del asunto es hasta qué punto puede llegar esa cadena de favores. No hay que olvidar que Facebook, así como otras puntocom como Google o Amazon que también están inmersas en la carrera lobbística de 2012, son libros abiertos de nuestras vidas en Internet. Prácticamente todo lo que hacemos, decimos, vivimos, compramos, leemos, comemos, y todos los -emos que se ocurran, es visible en Internet. ¿No es un caramelo para los líderes políticos mundiales poder disponer de toda la información de 800 millones de personas en el mundo?

La idea de que fuera posible que estemos absolutamente controlados por poderes políticos, aterra. Es algo así como aquella película de Tom Cruise, Minority Report.

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