martes, 4 de octubre de 2011

Sobre emprendedores y redistribución de la riqueza


Terminó septiembre. De la peor manera posible, por supuesto. Después del verano llega el fin de muchos contratos temporales, especialmente en el sector servicios tras el periodo de estío. España suma 95.000 nuevos parados (o los recupera tras las vacaciones?), con lo que la cifra se infla hasta los 4,2 millones de desempleados en nuestro país.

Todos los asalariados estaréis de acuerdo en que buena parte de ese desempleo de buena gana lo asumiríais en vuestras empresas, pues una ayuda no está de más, máxime cuando las actuales plantillas están desbordadas de trabajo. ¿Es que no hay trabajo? 'Au contraire', sobra por doquier. La única conclusión a la que se puede llegar es que el grueso de la población activa de este país está SOBRE-EXPLOTADA refugiada en el MIEDO a perder un puesto de trabajo, que no dejar de ser un estado emocional controlado ahora por los empresarios. La lógica matemática vuelve a engrosar las cuentas corrientes de aquellos empresarios despiadados, herederos de los 'tiburones' de La Bolsa - antaño bien vistos por la sociedad.

La única solución para España está en el autoempleo. Quizás el PP no consiga crear 3,5 millones de trabajos per se, pero sí que puede incentivar a que muchos jóvenes encuentren en este formato laboral su única salida. Ya no vale aquello de, "Hola, soy Juan, licenciado en X. Mi sueldo es de X brutos al año. Estoy listo para trabajar". La formación universitaria no es un título que quede plasmado en nuestro curriculums y punto; debe ser entendido como la asimilación de una serie de habilidades que nos serán de vital apoyo para emprender nuestras propias aventuras empresariales.

Después de escuchar y leer blogs de decenas de emprendedores como Marc Vidal, Carlos Blanco, Enrique Dans, Carlos Barrabes, Alejandro Suárez y un larguísimo etc. (sin olvidar a buenos amigos con más de 10 negocios creados a su espalda), estoy convencido de que la única forma de competir laboralmente contra el funcionario de turno de 55 años sin conocimientos tecnológicos ni más habilidades que la de 'escaquearse del trabajo', no es desear llegar a los 55 años para aspirar a ese puesto de trabajo bien remunerado y sin responsabilidad alguna. El devenir está en crear tu propio puesto de trabajo.

Un empresario emprendedor cotiza a la Seguridad Social, como mínimo, cerca de 3.000 euros al año. TRES MIL euros a fondo perdido, porque un empresario emprendedor nunca pondrá la mano en la cola del INEM para aplotronarse en casa a la espera de una nueva silla que calentar.

Un empresario emprendedor es competitivo per se; lo que nos piden y exigen nuestros socios de la UE.

Un empresario emprendedor nunca se pone malo; no sólo no cotiza a la SS, sino que no provoca gastos.

Pero lo más importantes es que un empresario genera riqueza; Quizás no genere muchos puestos de trabajo para asalariados, pero si redistribuye la riqueza; no será como ese empresario energúmeno que los domingos por la tarde despeja su agenda para contar sus posesiones y riqueza; simplemente porque no generará tanto volumen de ingresos.

Esta es la principal diferencia entre España e Italia. ¿Por qué - se preguntan algunos españoles - España está peor valorada que Italia económicamente... pero no véis qué presidente tiene? La principal diferencia entre ambos países (junto con Portugal e Grecia, los CERDOS de Europa - PIGS; supongo que por aquello de pegarse la vida del cerdo: comer y dormir sin pegar palo) es su tejido empresarial, tal y como decía Mario Conde en su último post en el blog de Intereconomía.

Mejor morir de empresario, que vivir asalariado.

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